domingo, 18 de noviembre de 2012

Dictadura CIVICO-militar


El mismísimo 24 de marzo de 1976, sólo horas después de que aquella Argentina hiciera ingreso en su noche más oscura a causa del golpe de estado militar, un suceso extraño e inesperado tenía lugar en la pequeña localidad de Libertador San Martín, en la provincia de Jujuy, la más boreal del país.

Este pueblito, Libertador San Martín, no es otra cosa que el satélite habitacional de la fábrica más importante que poseé la mega-empresa Ingenio Ledesma, la más importante dentro de un oligopolio de producción y comercialización de azúcar y papel.

De hecho, todos los habitantes del pueblito conocen al pueblo como “Ledesma” y no con el nombre oficial con el que rinde homenaje al prócer argentino. Ese mismo día se inició una cacería en por parte de oficiales de seguridad y del ejército en pos de capturar y secuestrar de manera ilegal a los delegados sindicales de la fábrica.

Y ya en ese mismo momento se ponía en evidencia un hecho contundente: dentro de los límites del ingenio, dichos cazadores se movían utilizando las pickups de la empresa, en una clara demostración de la connivencia entre las fuerzas represivas y la patronal empresaria. Esa tarde no volvieron a sus casas 5 personas. Unos pocos días más tarde también faltó un sexto gremialista, que había escapado de la primera redada avisado por conocidos y amigos.

No terminó allí.

Un par de meses más tarde ocurrió otro hecho inesperado. Un corte de luz, un blackout generalizado y sin preaviso, que se extendió durante varias horas, tanto en la fábrica como en el pueblo. Duró una noche y se repitió durante las siguientes seis. No se trató de una falla o un problema técnico, sino una acción deliberada para aprovechar la complicidad de las sombras y del sueño de los trabajadores para secuestrar otros 30 trabajadores. 29 de aquellos compañeros continúan hoy desaparecidos y solo una mujer pudo contar la historia.

Se la contó 36 años después, en lágrimas y con la piel erizada, al juez Poviña, que esta semana que termina tomó una de las medidas más trascendentales y significativas en el proceso de memoria, verdad y justicia que vive nuestro país.

El juez Poviña dictó el procesamiento del primer civil cuya pertenencia a la casta terrateniente y oligárquica es indubitable: Carlos Blaquier, dueño de Ingenio Ledesma, fue y es uno de aquellos amos y señores que, para imponer su modelo de país basado en la fractura social y la destrucción de las clases medias, no dudó en amparar y darle rienda libre a una banda de mastines sedientos de sangre y cargados de odio que asolaron el país durante 7 años.

Hoy el señor Blaquier enfrenta a la justicia en calidad de procesado. Es el primero. No es el último.

Pruebas contundentes se alzan en contra de empresas multinacionales y sus más altos ejecutivos como los de Ford y Mercedes Benz. Y también en contra de empresas de capitales nacionales, que no dudaron en ensangrentar sus manos en contra de compatriotas para alinearse acríticamente con el poder internacional. 

Argentina está recorriendo este proceso sin la intervención de potencias extranjeras ni siguiendo los dictados de ningún organismo internacional. No necesita de grandes puestas en escena en la Corte de La Haya ni de los juicios sumarios y ahorcamientos televisados como los de Iraq.

Lo único que Argentina necesita es que se sepa toda la verdad. Que los acusados disfruten de todas las garantías del debido proceso, el mismo que le negaron a sus víctimas. Y que los jueces actúen según la ley. 

Es de la única manera en que, de manera genuina, será justicia.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

A Esquerda que não se Reconhece na Esquerda

Recente estudo divulgado pelo Banco Mundial, de outubro de 2012, aponta para o inquestionável declínio da desigualdade na América Latina no período de 2000 a 2010. Em grande medida, apesar das distintas orientações políticas entre os países, no caso do Brasil as causas deste fenômeno são atribuídas ao crescimento persistente do PIB e à queda da pobreza, indicadores que estão intimamente ligados às políticas de transferência de renda, aos ganhos reais do salário mínimo e às melhorias na educação e no mercado de trabalho. Depois de duas décadas ostentando os piores indicadores sócio-econômicos se não do mundo, certamente da América Latina, o Brasil inaugura o novo século com grandes conquistas para sua população, reconhecimento e respeito internacionais. As conquistas estão no âmbito econômico, social, ambiental e regional. Esta guinada não se deu de graça. A ruptura com as perversas orientações neoliberais, o olhar atento e respeitoso às necessidades e demandas da população brasileira, a certeza de que a nossa auto-estima tinha urgência de ser resgatada ditou o novo rumo a ser tomado. O reconhecimento destas conquistas nos remete aos riscos implícitos à sua implementação. Mudar a lógica da acumulação brasileira, romper com os mandos do pensamento único, limitar os ganhos financeiros em detrimento dos ganhos sociais foi uma briga não transmitida pelos meios de comunicação, ao menos, não integralmente.

O Partido e os políticos que ousaram importunar as classes dominantes, que tiraram milhões de pessoas da pobreza, que possibilitaram a compra da casa própria e que cercearam os ganhos com especulação financeira têm pago um preço alto por tamanha ousadia. Ingênuo seria acreditarmos que tudo isso ocorreria com naturalidade e serenidade, e que a burguesia brasileira abriria mão de seus privilégios simplesmente por entender que essa era a atitude mais justa. Besteira! Ingenuidade juvenil, imaturidade política! Essas mudanças custaram a liberdade dos dirigentes do Partido, justamente daqueles que dedicaram suas vidas à um Brasil mais justo, mais democrático e mais igualitário.

Os meios de comunicação fazem a vez da oposição que há muito está ausente no debate político, ausente porque sem propostas, sem projetos, sem afinidades com o povo deste país. Os mesmos meios de comunicação que transmitiram o julgamento da AP 470 como uma novela ou um seriado americano, ganhando duplamente, na audiência e na formação de opinião das massas. Transmissão complementada por comentários e “análises” tendenciosas, presentes nos telejornais, nas matérias da mídia escrita e até por similitudes nas cenas novelescas. Algo muito grande está em jogo, se assim não fosse, não se perderia tanto dinheiro veiculando tais cenas, afinal, como diz Pierre Bourdieu sobre a televisão, se minutos tão preciosos são empregados dessa forma, é porque este tema deve ser muito precioso.

Este é o nosso papel, o de olhar este processo com olhos críticos, audazes, e não com olhos de quem assiste novela.

* Texto elaborado a partir da provocação construtiva de colegas do IBGE.